Los 32 grabados que forman esta colección fueron realizados medidos del siglo XIX por Henry Félix Emmanuel Philippoteaux, uno de los más reputados ilustradores franceses de su época, especializado en temática militar. Esta serie coloreada fue grabada por S. Deghouy para ser publicada con la obra “Histoire de l’Armée et de tous les Régiments”, de Adrian Pascal, entre los años 1847 y 1851, siendo desde entonces estos dibujos referencia obligada sobre la uniformología del primer imperio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A lo largo de una decena de láminas editadas a principios del siglo XX se muestran algunas de las piezas de que disponía entonces el ejército español. Se incluyen también en la colección, un grabado sobre el traslado de los fusiles Mausser, de los que acababa de ser dotado el Ejército, de blancos móviles para la práctica de tiro de fusil y de distintos proyectiles artilleros o de armas largas de tipo personal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta colección de grabados procedentes de la revista “La ilustración Española y Americana” recoge tanto algunos de los principales buques de la Armada Española en los años noventa del siglo XIX, como embarcaciones menores que prestaron servicio en Cuba o Filipinas, además de algunos de los buques de Cervera que serían hundidos en acción a su salida de la rada de Santiago. Se incluyen también varios grabados del naufragio (desaparición) del “Reina Regente”, durante un temporal en 1895, hecho que causó gran conmoción en el país, ofreciéndose numerosos funerales por su tripulación en toda la geografía española.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aparte de un grabado francés de la Batalla de Rocroi, que supuso el fin de la hegemonía española en Europa (grabado por Colin sobre un dibujo del pintor Jean-Victor Schnetz), incluimos dos serie sobre sendos cambios de dinastía en España. La llegada de los Borbón, y la subsecuente Guerra de la Sucesión Española, y una escena de la “Gloriosa”, la revolución septembrina que conllevó el fin del reinado de Isabel II y el efímero reinado de la casa de Saboya en España, en la figura del rey Amadeo, sobre el que presentamos dos grabados. Y finalmente una escena de la proclamación de la Primera República, que devino tras la abdicación del que debería ser cabeza de una nueva dinastía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En esta sección incluimos los retratos de algunas de las personalidades españolas del siglo XIX, desde Churruca, el héroe de Trafalgar, y Riego, que protagonizó la revolución de 1820, hasta la Isabel II. Junto a ellos figuran algunos de los políticos que protagonizaron la etapa de minoría de edad de la reina y militares de la última época de su reinado, como Méndez Núñez y algunos de los generales que la derrocaron, Prim y Serrano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Guerra con Marruecos (“La Guerra de Africa” en nuestra mitología bélica) fue poco más que un paseo militar, dada la desproporción de fuerzas, equipo y preparación técnica entre ambos contendientes. Sin embargo, dejó una enorme huella en nuestro siglo XIX, desde los leones de las Cortes (fundidos con el bronce de unos cañones tomados al enemigo en Wad-Ras), al nombre de regimientos como el que toma su denominación de esa batalla o los dedicados al Serrallo o a Taxdirt. En la literatura “Diario de un testigo de la Guerra de Africa” cubriría de gloria a Pedro Antonio de Alarcón y el pintor Mariano Fortuny asociaría  su nombre a la campaña merced a las telas y dibujos que dedico a la misma. Por ello, además de los espléndidos “panoramas” que recogemos del “Atlas de la Guerra de Africa” hemos querido incluir aquí algunos otros grabados contemporáneos de esa contienda.

 

 

 

 

 

 

 

Recogemos aquí una selección imágenes de especial interés que no forman parte de las colecciones que incluimos sobre el tema carlista. El retrato del general Tomás de Zumalacárregui grabado y autolitografiado por el dibujante y pintor Gustavo Maeztu es, sin duda, la obra más importante que figura en esta sección, en la que también cabe destacar el de Carlos VII (el pretendiente carlista), realizado por Tomas Carlos Capuz, o la amplia lámina a todo color “Jura de los Fueros en Guernica por Don Carlos” que ofrecía a sus lectores el periódico “El Basco”. Junto a ellos, una nota de humor sobre la guerra, retratos, asalto al ferrocarril o los infantes carlistas, aun niños, completan este apartado dedicado a las guerras civiles del siglo XIX.

 

 

 

 

 

 

La obra “Panorama Español (Una Crónica Contemporánea)” que citamos en el apartado dedicado a la Primera Guerra Carlista, publicó además de decenas de xilografías y grabados al acero sobre la contienda, los retratos de los principales protagonistas de la misma, realizados cuando prácticamente la totalidad de estos personajes se encontraban aun con vida, lo que asegura su fidelidad frente a muchas obras realizadas posteriormente. Aquí hemos seleccionado alrededor de 30 retratos de militares que se enfrentaron en los campos de batalla a lo largo de siete años en una cruenta guerra civil.

 

 

 

 

 

 

La denominada Tercera Guerra Carlista tuvo lugar en loa primeros años de la década de 1870, en una sociedad mucho más avanzada que la de la anterior contienda dinástica, ocurrida menos de medio siglo atrás. El telégrafo, el ferrocarril, la prensa… hacen que los españoles estén informados casi al día de los acontecimientos bélicos, y que, por primera vez, en los lugares apartados de los frentes pueda “verse” la guerra además de leerse. Por eso, nos ha parecido lo más apropiado recoger aquí la contienda a través de los grabados que la más importante revista gráfica (ilustrada) de entonces “La Ilustración Española y Americana” presentaba a sus lectores número a número.

 

 

 

 

 

 

Editado inmediatamente después de concluida la contienda fratricida, el “Panorama Español” recogía, en cuatro tomos,  un amplio resumen de la primera de las guerras carlistas, con decenas de xilografías intercaladas en su texto. Completaban los volúmenes un alto número de láminas grabadas al acero, que son una importante fuente iconográfica de la época. De ellas hemos seleccionado unas cuarenta en las que se reflejan las acciones más importantes del conflicto. Firmada la edición por “Una reunión de amigos y colaboradores”, tanto los textos como los grabados son de muy desigual calidad, pero el conjunto constituye lo que la propia obra califica como “una crónica contemporánea”, un reflejo de la España que enfrentó por siete años a absolutistas y liberales.

 

 

 

 

 

 

 

Recogemos en este apartado una serie de grabados independientes, la mayoría de los cuales sólo tiene en común el reflejar episodios y batallas que tuvieron lugar durante la Guerra de la Independencia. De Bailén a Uclés, de Salamanca a Talavera o el sitio y rendición de Zaragoza… en esta media docena de obras se sintetiza lo que fue aquella guerra, de alguna manera complementada con varios de los grabados que se encuentran en las colecciones presentes en el apartado Epoca Napoleónica.

 

 

 

 

 

La larga serie de Benito Pérez Galdós, los “Episodios Nacionales”, constituye una singular y épica narración de casi la totalidad de la historia de España en el siglo XIX a través de casi medio centenar de novelas, agrupadas en cinco series (la última de ellas inconclusa). La primera de éstas series, y la de mayor éxito, está dedicada a la Guerra de la Independencia y comenzó a publicarse en 1873. Pero no será hasta la década siguiente en que aparezca la primera de las ediciones ilustradas, tal como el propio Galdós diría que había concebido sus “Episodios”. Recogemos aquí una treintena de los grabados que para esta primera edición ilustrada realizó Arturo Mélida en 1882.

 

 

 

 

 

 

 

 

TRAFALGAR

COLECCION EN MONTAJE

 

 

 

 

 

Recogemos aquí grabados de uniformes militares españoles de muy diversa procedencia. Sin duda, destacan sobre todo ellos la imagen del voluntario cántabro del siglo XVIII, realizado en Francia por De la Rue y  Mayor, o los tipos de Infantería española de la época de la Guerra de la Independencia, coloreados de origen, que fueron realizados en Londres en 1809 por J. Booth. Mucho más moderna es la lámina de uniformes de los Tercios navales, obra de B. Revuelta, correspondientes a finales del siglo XIX, editada en litografía por Rivadeneyra. Junto a ellos varios modelos curiosos de uniformes de principios del siglo XX y una serie, de no especial calidad, sobre el Ejército español en los siglos XVII y XVIII.

 

 

 

 

Sin duda alguna, José Cusachs es el máximo referente, hasta el momento, de la pintura militar en España. Tras iniciarse en la carrera de las armas, como artillero en la academia de Segovia y participar en la Tercera Guerra Carlista, fue centrando cada vez más su actividad en el dibujo y la pintura para las que tenía especial talento, hasta abandonar por fin definitivamente el Ejército por los pinceles. Ello no obstante, los temas militares seguirían siendo los dominantes en su obra, aunando así sus dos vocaciones. En 1888 se publicó en Barcelona la monumental obra “Vida Militar en España” a la que contribuyó con más de un centenar de grabados de sus dibujos y apuntes. Los grabados no tienen que ver muchas veces con el texto, ni llevan pie explicativo, lo que dificulta la identificación de los personajes allí representados. Los que aquí presentamos fueron coloreados posteriormente, no siempre con fortuna, pues en la elección de los colores existen algunos serios errores.

 

 

 

 

 

Aunque su origen debe remontarse al siglo XVIII, tras la Constitución de 1812 y, de hecho, con la revolución de Riego en 1820 la Milicia Nacional, se organizó como un cuerpo aparte del Ejército destinado a la defensa del régimen liberal. Los grabados que aquí presentamos recogen la uniformidad de estas fuerzas durante la regencia de María Cristina. Todos ellos acompañaban a una obra, de publicación algo posterior, sobre la  historia de la Milicia y fueron realizados por Carlos Mújica Pérez, destacado grabador y dibujante, con  estudio en Madrid en el que entre otros alumnos se formaron en estas disciplinas las hijas de Isabel II,  Pilar, Paz y Eulalia.

 

Estos grabados sin firma alguna (ni del dibujante, ni del grabador) debieron de ser incluidos en una extensa obra sobre el ejército de Fernando VII, ya que todos ellos se encuentran en una arco de unas 30 páginas entre la 191 y 224, lo que hace suponer que en las anteriores a la 190 figurarían las láminas del resto de las fuerzas de aquel monarca. La obra debió de ser contemporánea de ese reinado, pero la iluminación es , sin duda, de mediados o finales del siglo XX y realizada por un desconocedor absoluto de la uniformología de la época. Damos a continuación  los datos de colores de los uniformes que comprende esta colección:

- Cazador de la Guardia Provincial: Los correajes debieran ser blancos y los galones amarillos
- Coracero: La casaquilla era de color azul intenso y no marrón rojizo
- Granadero a caballo: El color de su uniforme era azul (más tarde llevaría pantalón blanco). Sus correajes eran blancos y la pechera coincide con la iluminación en el color rojo
- Granadero de Infantería: Vestía totalmente de azul intenso, con vueltas y alamares en rojo
- Granadero de la Guardia Provincial. Uniforme igual que el Cazador diferenciándose de este por el color del plumero y, por supuesto, como se ve en la figura, por el gorro de piel
-Infantería Real de Marina: Colores correctos en general, pero los correajes eran blancos
- Lancero: La pechera en lugar de verde debiera ser carmesí, color que también llevaba en el “chascás”
- Ayudante de Campo: Carecemos de datos sobre su uniforme, pero por sus detalles parece vestir el de los húsares, que usaban casaquilla azul y pantalón carmesí
- Cazador de Caballería: Llevaban casaquilla azul con pantalones carmesí y alamares plateados.

 

 

 

 

 

 

Serafín de Sotto, conde de Clonard, Teniente General de los ejércitos españoles y Presidente del Consejo de Ministros en 1849 tan sólo por 48 horas, ha pasado a la historia, sobre todo, por su monumental obra “Historia orgánica de las armas de Infantería y Caballería españolas”, un total de 16 tomos publicados a lo largo de un decenio a mediados del siglo XIX. Sus libros constituyen una referencia esencial y una fuente inagotable de documentación sobre el Ejército español a través de todos los tiempos. Los grabados que incluimos aquí son una selección de los disponibles en los fondos del Archivo entre los que completaban los textos del conde Clonard.


 

 

 

 

 

 

 

Recogemos en esta sección algunos de los grabados que se encuentran en el Archivo y que complementan la colección dedicada las Campañas Napoleónicas que incluimos también en este apartado. Desde un joven general Bonaparte en el sitio de Toulon, que sería su primera victoria significativa, hasta la llegada de sus restos a París en 1840, para ser enterrados en “Los Inválidos”. Junto a escenas de batallas tan significativas  como la de las Pirámides en Egipto o su desastrosa retirada de Rusia en 1812. Varios de estos grabados, de autores muy diversos, corresponden a Denís Auguste Maríe Raffet, uno de los artistas más conocidos y prolíficos sobre la época napoleónica. Otros autores representados en estos grabados son Carle Vernet, Antoine Jean Gros y François Bouchot.

 

 

 

 

 

 

 

“Destinado a perpetuar la memoria de los grandes hechos militares, las costumbre y las virtudes cívicas” de la nación francesa y de sus aliados (y más concretamente de la Revolución, la República y el Imperio Napoleónico) el editor  Ternisien d’Haudricourt comenzó a publicar en 1807 en forma de suscripción “Fastos de la Nation Française” que comprendía una serie de biografías, anécdotas e historias, cada una en un folio que llevaba además de un texto narrando los hechos, un grabado en su parte superior en el que se representaba al héroe, la hazaña, virtud o circunstancia que se pretendía destacar. Recogemos aquí una decena de relatos ilustrados que forman parte de dicha colección. 

 

 

 

 

 

 

 

Cien medallones para otros tantos generales que acompañaron a Napoleón en su carrera militar se recogen en cinco pliegos en gran formato editados a mediados del siglo XIX. Esculpidos por el pintor y dibujante B. Vautier, los retratos de estos militares fueron grabados por Bovinet para completar la obra de Carle Vernet “Campagnes des Français sous le Consulat et l’Empire”.  A fin de poder apreciarlos mejor y facilitar a los visitantes de la web la localización cada uno de los medallones ha ido individualizado.

 

 

 

 

 

 

El título de Mariscal, más una distinción que un rango militar propiamente dicho, fue recuperado por Napoleón al acceder al trono imperial, premiando con él a muchos de sus generales. En esta colección de grabados, publicados por el librero y editor Charles Furne en París durante el Segundo Imperio (Napoleón III), figuran  veintiuno de los veintiseis mariscales de Napoleón (faltan Berthier, Jourdan, Marmont y Poniatowsky) y se han agregado seis antiguos generales del Emperador, que tras la desaparición de éste alcanzaron la dignidad de Mariscal, (Clauzel, Conde Lobau, Lauriston, Maison, Sebastiani y Valée). En esta edición participaron con sus trabajos los principales dibujantes, pintores y grabadores de la época, destacando entre los últimos Jean Charles Pardinel, los hermanos Rouargue y, sobre todo Charles Geoffroy.

 

 

 

 

 

 

La figura de Napoleón ha sido representada en multitud de cuadros, grabados y dibujos, al punto de ser una de las más universalmente conocidas aun hoy cuando cerca ya del segundo centenario de su muerte en Santa Elena. Pero más allá del hombre del bicornio colocado en horizontal sobre su cabeza en una época en que todo el mundo lo llevaba en posición vertical, hay en él una evolución que recorremos a través de esta selección de los grabados que sobre el Emperador existen en el Archivo: desde el joven Bonaparte, que incluso pasará unos meses encarcelado por la República en la Fortaleza Carré de Niza, hasta el militar que da su golpe de Estado el 18 Brumario, pasando por el Napoleón del Consulado, el Emperador que se corona a sí mismo, el general en campaña o el que regresa clandestinamente de la isla de Elba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agrupamos los grabados que forman esta sección en dos series distintas. La primera dedicada a personajes británicos, desde Philip Sidney o Francis Drake en el siglo XVI hasta Colin Campbell, a mediados del XIX, pasando por Cromwell, Marlborough o Wellington. Prácticamente todos ellos fueron editados en la década de los treinta del siglo XIX por James S. Virtue. La segunda serie que aquí incluimos, comprende personajes franceses desde el siglo XVIII, como Turenne y Vauban,  a militares de la época de la Revolución y del Imperio, como Kléber, Foy, Joubert o Lasalle, rematando por el efímero rey Luis Felipe. Todos estos grabados fueron editados por Furne en París y muchos de ellos son obra de Charles Michel Geoffroy.

conde clonard

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al igual que la sección anterior, ésta se encuentra dividida en dos series, incluyendo la primera escenas militares de la historia inglesa, la mayoría editadas también por James S. Virtue, y una segunda serie dedicada fundamentalmente a las batallas mantenidas por los ejércitos revolucionarios franceses en la última década del siglo XIX. De autoría diversa, gran parte de estas escenas son obra del pintor Vernet.  Entre éstas incluimos dos versiones de un mismo grabado, “Batalla de Valmy”, que en una de las cuales fue coloreada a la acuarela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La figura de Napoleón, odiada o amada, deslumbró a sus contemporáneos y a las siguientes generaciones. Sobre sus campañas existen numerosos cuadros y grabados, que pretenden recrear lo que fue aquella increíble odisea. Una de las obras más emblemáticas fue la realizada en gran formato (casi medio metro de ancho) poco después de la desaparición del Emperador, por varios artistas que lo conocieron personalmente y en ocasiones estuvieron presentes en alguno de los campos de batalla. Realizados al agua fuerte y posteriormente coloreados a la acuarela estos grabados fueron en su mayoría tallados sobre dibujos de artistas de la fama de Carle Vernet o Jacques François Joseph Swebach, que están entre de los más importantes pintores militares y en particular sobre la época del Imperio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al iniciarse en España la guerra de la Independencia, Inglaterra envía a la Península un ejercito de 40.000 hombres mandados por Sir John Moore, quien enterado de que Napoleón y su Grande Armée han cruzado los Pirineos decide retirarse hacia Galicia con intención de reembarcar sus tropas. En la localidad de Elviña, a las puertas de La Coruña, su ejército es alcanzado por los franceses, entablándose una batalla en la que Moore cae mortalmente herido, falleciendo posteriormente en una casa de la ciudad. Sus tropas logran reembarcar, pero el general quedará enterrado en uno de los baluartes de las murallas de la capital gallega. Recogemos aquí grabados de muy distinta procedencia (franceses, ingleses y españoles) que recrean la batalla y la suerte de John Moore.

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1815 mientras Napoleón permanecía aun recluido en la isla de Elba, el editor J. Jenkins comenzaba a publicar en Londres una serie de grabados sobre la denominada en Inglaterra Guerra de la Península. Se trata de trabajos  dibujados por W. Heath y tallados por T. Sutherland que estaban realizados al aguatinta, técnica con la que se logra recrear en los grabados el efectos de las acuarelas y dibujos a la aguada. Esta serie de trabajos, que comenzó a editarse en enero, continuaría hasta finalizar el año 1815. En ese tiempo Napoleón huyó de la isla, retornó a Francia y refundó su imperio… por tan sólo cien días, hasta ser vencido en Waterloo por Wellington, el autentico protagonista de esta serie de grabados.

 

 

 

 

 

 

 

 

Tercera parte del “Atlas de la Guerra de Africa”, publicado por el Estado Mayor del Ejército en 1860, estos “panoramas” (como los califica el propio Atlas) fueron realizados por el comandante de Estado Mayor J. Velasco (excepto el primero de ellos, el titulado “Ceuta”, que es obra del también comandante de Estado Mayor J. Burriel.). El litografiado corrió a cargo del maestro litógrafo J. Vallejo y la impresión se realizó en los talleres del servicio Geográfico del Ejército.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Incluimos en esta serie un total de 250 trajes, armaduras y uniformes divididos en 33 grupos, a través de los cuales puede seguirse la evolución tanto del vestido como de los arreos militares desde  la época  final del Imperio Romano, y en especial desde el inicio del segundo milenio de la era cristiana, hasta finales del siglo XVIII en los distintos países europeos. Editados en láminas que aúnan de tres en tres a estos grupos, no hemos podido determinar su origen, muy posiblemente de finales del siglo XIX o principios del siglo XX, impresos litográficamente en cuatricromía sobre papel de muy alto gramaje.